El optimismo es un rasgo, una manera de explicarnos la realidad e interpretar el mundo. Las personas optimistas son aquellas que saben que las cosas buenas son permanentes, que volverán a repetirse y que pueden confiar en sus habilidades.
Los optimistas consideran que cuando algo malo sucede, queda circunscripto, no se expande negativamente al resto de su vida. Si perdí un examen, puedo pensar en las demás cosas que sí están funcionando en mi vida en este momento, como tal vez pueda ser mi salud, mis amistades, mi pareja, etc.
Las cosas buenas que les suceden, sostienen a los optimistas ante los momentos de adversidad, y son lo suficientemente sabios para reconocer que lo malo siempre termina.
No tienen la tendencia a culpabilizarse, son flexibles ante los conflictos. Cuando las cosas no salen como esperan, saben que a veces esto se debe a su responsabilidad, sino también pueden llegar a ser las circunstancias o los demás que conspiraron para el error, y esto aplica ya sea para relaciones o proyectos.
Una persona es optimista en parte gracias a su genética, pero sobre todo el optimismo es aprendido, lo aprendemos de nuestros padres, de las figuras relevantes de nuestro alrededor, de las experiencias que vivimos e incluso podemos aprenderlo de nuestros maestros.
Ser optimista tiene múltiples beneficios, por eso es importante que aprendamos a convertirnos en un optimista inteligente, aquel que logra evaluar su realidad con justicia.
Ser optimista no significa decirse cosas lindas todo el tiempo, ni vivir en un mundo de arco iris o unicornios, tiene que ver con saber reconocer cuáles son nuestras fortalezas, agradecer las cosas, situaciones y personas que sí funcionan en nuestra existencia, permitirnos estar orgullosos de nuestros logros, desafiarnos, invitar a las emociones positivas a nuestra vida y encontrarle un propósito a la misma. Así como también saber relacionarnos con los demás de una manera abierta, asertiva y constructiva.
Entonces…¿cuáles son los beneficios del optimismo?
Por todas estas razones y muchas más, te recomiendo que invites el optimismo a tu rutina, que comiences a practicar conscientemente actividades que te brinden placer y significado. Aprender a ser optimista depende de ti. ¿Estás preparado?